Lecturas: La Carretera

Empecé esta novela, que cayó de casualidad en mis manos esta semana, con cierto grado de apatía e indiferencia, no soy muy adepto a la literatura norteamericana de finales del siglo XX y principios de XXI. Debo reconocer que Cormac McCarthy me sorprendió, logró desbaratar mi prejuicio basado en una generalización estúpida y miope

LA Carretera Cormac McCarthy

La Carretera es la novela ganadora del Pulitzer 2007 a la mejor ficción. Mucho se ha dicho ya de este libro, por lo que es difícil dejar constancia de la impresión que me causó sin caer en lugares comunes. Noto una tendencia casi unánime de los lectores (la crítica que más me gusta) a clasificar la novela de «post-apocalíptica«, yo creo que más bien es apocalíptica, el mundo está en pleno proceso de cese de cualquier actividad vital sobre su faz. La extinción de la raza humana es inminente, está llegando a su destino final la especie, un destino ya vaticinado por algunos profetas. En medio de ese apocalipsis que opera sobre el mundo, un hombre y su hijo caminan por una carretera hacia el sur (¿de U.S.A.?), huyendo del frío, pero sin saber bien a que lugar específico dirigirse, sólo saben que deben ir al sur. La novela empieza y termina en la carretera, no se llega a conocer del todo el pasado de los personajes, pero tampoco importa demasiado. Padre e hijo fatigan carretera empujando un changuito de supermercados cargado con despojos de lo que fue el mundo, que sirven como instrumentos para la supervivencia. El escenario es desgarrador, pueblos abandonados, paisajes desolados sembrados de cadáveres y cenizas, y el peligro constante de encontrar a otros supervivientes que son, paradójicamente, la peor de las amenazas. Los recuerdos del padre sobre un pasado que por contraste parece el paraíso, los miedos del niño, los diálogos, las adversidades, la enfermedad, el frío y la muerte acechando, son todos matices que se combinan en el relato. Nietzche alguna vez se preguntó «¿Es posible que el hombre sea tan sólo un yerro de Dios? ¿O Dios tan sólo un yerro del hombre?«, el padre parece encontrar la respuesta afirmativa a la segunda opción y ello produce un vacío inconmensurable, sobre todo por el destino de su hijo.

La novela parece estar escrita para ser adaptada al cine, es fácil de leer, está construidas por frases cortas y muy concisas que a su vez erigen pequeños párrafos, escenas muy expresivas y fragmentarias de la desolación y el sufrimiento de esos dos seres indefensos.

Muchos ven en La Carretera una alegoría a los peligros actuales de la humanidad, una metáfora de la autodestrucción que lleva a cabo la raza humana o una revelación profética y actualizada de los pormenores de un apocalípsis probable. Muchos otros ven un mensaje ambientalista, de advertencia sobre los peligros de los ensayos nucleares y el envilecimiento del medio ambiente. Se pueden hacer múltiples lecturas, a mi me pareció una historia del amor de un padre por su hijo, una historia de amor, que renuncia al patetismo y se construye sobre el peor de los escenarios posibles: la muerte, la desesperanza, la nada, el no futuro. Claro que apela a las emociones, pero no desde el golpe bajo.

Me sorprendió también que la historia supere las barreras idomáticas conservando toda la fuerza poética y emocional, algo que habla bien de la narración y del talento del autor, claro que también del traductor. La descripción de los paisajes devastados y ruinosos es excelente y minuciosa sin quitarle agilidad al relato. La novela atrapa, se lee de un tirón y puede que, como a mi, emocione al lector en ciertos pasajes. A pesar de la densidad del lenguaje es accesible para cualquier tipo de público, sin perder calidad por ello. No es un libro de esos que obligan a pensar y a reflexionar, repito, busca aguijonear en las emociones y por momentos lo logra. La recomiendo.

En Argentina la edición es de Mondadori, está pésimamente encuadernada (al menos el ejemplar que recaló en la biblioteca de casa) y sale $32. ISBN 978987939772.

3 Comentarios

  1. Muy apropiada tu entrada. Para mi próximo recorrido en librerías tenía apuntadas dos novelas para adquirir y leer, Tokio Blues de Mukarami y ésta de Cormac McCarthy.

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