Lecturas: Aguasfuertes Porteñas

Las aguasfuertes de Arlt eran textos cortos que aparecían en el diario El Mundo entre 1928 y 1933, fueron recopilados por primera vez en 1933 por la Editorial Victoria. Se trataba de una mezcla de crónica, columna de opinión y mini ensayo literario, un híbrido que Arlt utilizaba para hacer pequeñas semblanzas de la Buenos Aires de esa época y sus habitantes. Por las aguasfuertes desfilan postales porteñas, paisajes, situaciones y personajes más o menos reconocibles que con su singularidad daban vida a la Buenos Aires del 30’, todos retratados con el ojo quirúrgico que Arlt tenía para percibir la esencia de la urbe que lo rodeaba.

Roberto Arlt

Construcciones abandonadas, compadritos de barrio, comerciantes italianos, novias, cornudos, críticos literarios, mujeres aristócratas, zaguanes, libros, películas, farmacias, conventillos…, cualquier tópico, situación o personaje parece servirle a Arlt para escribir, incluso las cartas de lectores se pueden convertir en combustible para sus aguasfuertes. De hecho es muy probable que todo ese material, o al menos el ejercicio de observación necesario para lograrlo, le haya servido a Arlt para escribir sus novelas, cuentos y obras de teatro. No es difícil reconocer entre los personajes de las aguasfuertes a Barsut o algunos rasgos de “El Astrólogo”, o adivinar algunos paisajes de los barrios porteños que aparecen en El juguete Rabioso. Me gusta pensar que Arlt agarró a todos esos personajes, los puso en esos paisajes y los sometió a situaciones grotescas para llegar a escribir esas novelas inolvidables.

También el estilo es fácilmente reconocible, tal vez la cuota de humor o el tono jocoso que impregna las aguasfuertes las haga más llevaderas, menos oscuras que sus ficciones, pero el lenguaje ripioso y coloquial es el mismo. Un lenguaje vivo, que le valió a Arlt el desprecio de los gendarmes del idioma de esa época y que supo defender tan bien en el célebre prólogo a Los Lanzallamas.

Este conjunto de crónicas urbanas, que muchos quisieron copiar después sin mucho éxito, conforman un gran libro que cualquier aspirante a cronista debe tener en la mesa de luz.

Buenos Aires, mayo de 2011

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