Este relato de Mark Twain no fue publicado hasta el año 1962; es decir: 52 años después de la muerte de su autor. Su hija se negó rotundamente a que este librito viese la luz por razones morales y religiosas. Se trata de un manifiesto contra la religión en forma de ficción humorística, en la línea de El Diario de Adán y Eva.
El relato empieza cuando Dios crea la tierra y la raza humana mientras lo observan sus tres arcángeles: Gabriel, Miguel y Satanás. Tras hacerlo se aburre y deja a la humanidad olvidada y a su suerte, esto es comentado por los arcángeles, razón por la cual Satanás es provisoriamente expulsado del paraíso. Para hacer tiempo, el arcángel viaja a la Tierra para investigar de cerca la curiosa creación de su jefe. Por medio de cartas (cada una de las cuales puede ser tomada como un pequeño ensayo anti religioso), Satanás le comenta a sus dos amigos las impresiones que le causan las curiosas criaturas que resultan ser los hombres.

Con una descripción humorística e irónica atribuida a la voz de Satanás, Twain desarrolla de manera simple toda una filosofía respecto de las religiones y de la imagen que tienen las mismas de Dios. Expone con un lenguaje llano y lúdico todas las contradicciones que hacen de las religiones grotescas e intrincadas maquinarias discursivas de poder. ¿Por qué razón el hombre cree que Dios lo prefiere sobre otras criaturas? ¿Qué febril alucinación les hizo creer a los humanos que, una vez muertos, irán al paraíso? ¿Qué pasó entre Adán y Eva? ¿Cómo hizo Noé para meter tantos animales en un barco? ¿No lo molestaban las moscas? ¿Cómo es que Dios ordena a Moisés no matar y después lo manda a incendiar un pueblo entero, matando a todos los hombres y robando a sus mujeres? Siendo el sexo una de las actividades humanas más placenteras, ¿por qué está excluida del Paraíso? Éstas y otras preguntas se hace Satanás ante las creencias de los humanos. De esa manera Twain desarrolla, sin necesidad de apelar a un discurso complejo, toda una filosofía que no objeta directamente la existencia de un dios, si no la imagen que los hombres se han formado de él.
Con ironía, sarcasmo y humor, Twain expone sus ideas de manera lúdica y original. Muy interesante relato, corto, ameno y lúcido.