Aunque recién empieza todo parece indicar que este será el mejor mundial en lo que va del siglo XXI. Se han jugado 8 partidos (el 12,5% del torneo) y se han convertido un total de 28 goles lo que da un promedio de 3,5 goles por partido, no ha habido empates y no ha habido partidos sin goles. Sí, esto recién empieza y puede empeorar, pero los partidos y los equipos que vi me permiten ser optimista al respecto.
La tercera jornada fue maratónica: 4 partidos, 6 horas netas de fútbol, creo que tengo que empezar a regular, pero como dije antes, los partidos son tan buenos que no dan respiro.
La sorpresa del día sin lugar a dudas fue Costa Rica, que llegaba al Grupo de la Muerte como puching ball de tres ex campeones del mundo. Costa Rica es un país sin tradición futbolística, por lo que su técnico podría hacer como el de Australia, es decir conformarse con jugar los tres primeros partidos y hacer un papel lo más digno posible, arañando algún empate heróico y darle batalla a alguno de los monstruos que le tocaron. Pero no, salieron a jugarle a Uruguay por abajo, los midieron en el primer tiempo y los clavaron en el segundo, como para que el grupo de la muerte sea de la muerte para todos.
Más tarde, por el mismo grupo, se jugaba otro de los partidos esperados: Inglaterra – Italia. Yo, al contrario que el 95% de mis compatriotas, quería que gane Inglaterra. Es un equipo que me encanta desde que se fue Beckham. Tiene a Gerrard que es un jugador exquisito y a Rooney, un jugador muy completo al que conozco muy bien porque siempre lo compro cuando juego al FIFA 2014 en la Play Station. Además no comparto el sentimiento anglófobo que domina a casi todos los argentinos. A mí me encantan los ingleses, tienen buenas bandas de rock, buena literatura y no usan el Euro como moneda. Me encantaría vivir en Londres, mirar la hora en el Big Ben y tomar trenes puntuales para ir a trabajar bajo la persistente lluvia en un día gris. Pero me estoy yendo de tema, lo que quiero decir es que quería que gane Inglaterra, pero no se dio. El partido estaba para cualquiera y lo ganó Italia que tiene una selección mucho menos mezquina que en otros mundiales. Leo por todos lados que la clave del partido fue Pirlo, que ahora se dejó la barba y corre menos, pero lo que diferencia a este seleccionado italiano de otros es que ahora tiene a un negro en el equipo y, ya se sabe, los negros son superiores físicamente. Creo que todos los equipos con cierto umbral de calidad deberían complementar su plantel con un negro (hasta Alemania lo sabe y cada tanto lleva a uno), es una lástima que Argentina no tenga ninguno entre los 23, si hubiésemos nacionalizado a Tchami mientras podíamos hoy seríamos prácticamente imbatibles. La última vez que el seleccionado de fútbol argentino tuvo un negro en el plantel fue en 1978: el tercer arquero(detrás de Fillol y La Volpe) Héctor Chocolatín Baley. Cabe recordar que ese año fuimos campeones y aunque muchos le atribuyen esa copa a arreglos de la dictadura militar, lo cierto es que sin Baley no hubiésemos llegado a ninguna parte.
Los otros dos partidos que se jugaron fueron los del grupo más parejo de todos, en ese grupo cualquiera le puede ganar a cualquiera, pero hoy los colombianos le ganaron a Grecia jugando a media máquina y dejó claro que los helenos aún no están para grandes cosas. En cambio Costa de Marfil puede darse el lujo de dejar en el banco a Drogba (que también se dejó la barba) y meterlo en el segundo tiempo para llevarse las marcas y permitirle a los otros concretar. Japón sigue siendo lo mismo de siempre: un equipo prolijo conformado por tipos físicamente muy parecidos entre sí, su jugador más destacado se llama Keisuke Honda y cada vez que el relator lo nombra parece que preguntara «Qué Onda?«; mucho más no se puede decir de los nipones, solo desearles mucha suerte, aunque mis candidatos en ese grupo son Colombia y Costa de Marfil.
Hoy, por fin, debuta Argentina, ya tengo lista la camiseta y la picada. Creo que Bosnia no debería darnos muchos problemas, pero lo mismo pensaba de Costa Rica contra Uruguay y de Croacia contra Brasil. Por suerte tenemos a Messi y a Agüero, aunque si tuviésemos, además, a un negro me quedaría más tranquilo.
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