Lecturas: Poemas Peronistas

Marcelo Padilla nació en San Juan, pero vive desde pibe en Mendoza, tiene 47 años, es sociólogo, docente universitario, investigador, columnista en varios medios, padre, militante, conductor de un programa de TV, incansable lector y, sobre todo, ESCRITOR, más que escritor animal de escritura, escribe todo el tiempo, mucho y bien. Ha publicado varios libros de relatos (dos de los cuales leí con placer), varios ensayos, un sin número de textos sueltos de variado tenor en los medios y un montón de poemas que andan sueltos por ahí, muchos de los cuales componen su primer libro de poesía: Poemas Peronistas, editado por Editorial El Infiernillo y presentado recientemente en sociedad.

El libro constituye una apuesta estética, qué aseveración poco original, ¿no? en realidad todo libro es un proyecto estético, pero en el caso de Poemas Peronistas nos encontramos con una obra literaria que empieza a interpelar al lector aún antes de entrar en sus textos. Empecemos por el envase de este poemario: el libro/objeto. Confieso que cuando me enteré de que estaba por salir un libro con este título me imaginé la tapa con un fotomontaje de Evita, de Perón, de Néstor Kirchner y de CFK, tal vez alguna foto emblemática de alguna Plaza de Mayo y quizás el escudo del PJ. Por eso me sorprendí cuando el autor subió la tapa a Facebook, se trata de un diseño sobrio y atractivo, que pone en el centro únicamente una oveja negra adornada en su pecho por una estrella roja, acompañada del título y el autor, en el margen hay pequeños dibujos que remiten inexorablemente a la simbología peronista. Veamos ¿una oveja negra en el medio de una tapa amarilla? Cualquier interpretación es subjetiva, que cada uno haga la suya, yo reafirmo lo que dije: el libro nos interpela aún antes de abrirlo.

Poemas Peronistas

Más allá de las tapas, también se nota el cuidado estético en el diseño interior. Los poemas están divididos en cinco secciones, cada sección está precedida por una ilustración y tiene el famoso jueguito que propone unir con lápiz puntos numerados para obtener un dibujo. Cada dibujo corresponde a algún ícono del imaginario peronista: la cara de Evita, la V de victoria peronista, un choripán y otros dibujos. Además cada sección se diferencia de otra por un pequeño dibujo en el pie de la página, dibujos que remiten a la temática de esa sección. En el medio del libro hay una hermosa foto de una esquina de Dorrego (no del Dorrego Alto de countrys y shoppings, del Dorrego Viejo, en el que me crié). ¿Dibujitos? ¿Una esquina? Sí, son simples trucos de diseño, pero complementan y refuerzan mucho lo que proponen los textos, ayudan a crear una atmósfera, un universo particular, peronista, pero particular, por eso considero ese envase como parte de la obra.

El título del libro deja fuera de discusión algunas cuestiones. La pregunta acerca de la existencia o no de una literatura peronista está dirimida desde hace tiempo, es un debate anacrónico. Desde Scalabrini Ortiz hasta Incardona pasando por Soriano, desde Marechal a Alejandro Rubio pasando por Rozenmacher y un sin número de exponentes, confirman que hay una literatura peronista, pero siempre se asoma una voz que lo discute y se pregunta por su existencia. Lo mismo acerca de si es literatura política o no, sí, toda literatura es política, se sabe. Cualquier otro podría haber sido ambiguo, para jugar con este tipo de discusiones, pero Padilla no negocia estas cuestiones, son poemas y son peronistas, lo avisa desde el título, al que le guste que lo lea, al que no que se dedique a insultar en los comentarios de MDZ.

Marcelo Padilla

El libro se abre con una trompada en la mandíbula que es el poema Niños Basura, del basural sale una criatura mutante, un niño monstruo que mastica latas de atún y tiene los ojos rojos siempre mirando hacia atrás. Lo que la sociedad ha desechado en su devenir consumista ha cobrado vida, de esos desperdicios asoma una nueva especie, un niño basura, un niño torcido, un niño descarte. Y ahí está el germen del peronismo, ha nacido de los deshechos el sujeto social que le va a dar sustento y razón de ser. Sale de su madriguera y se hace visible esa base social que le dio origen y lo consolidó: los olvidados, los descartados, los niños basura.

Como mencioné antes los 23 poemas están divididos en 5 secciones. La primera parece estar atravesada, de una u otra manera, por la infancia. Se aborda la infancia desde distintas perspectivas, como si el Niño Basura la estuviese transitando. Hay lugar para que el autor viaje a la suya en el poema Una Siesta y nos regale un puñado de aromas, imágenes y sensaciones que se trae de ese viaje. Hay lugar para mirar lo absurdo de nuestra propia paranoia en Dos Pendejitos, o para soñar que nos convertimos en el ídolo popular y coleccionar amuletos, como cuando éramos pibes, porque todos tuvimos una infancia. Pero la que se dibuja en estos poemas no es cualquier infancia, es la infancia de los pobres, esa infancia que, en definitiva, no es del todo infancia, queda claro en estos versos de Pibe Ladrón:

¿Juguetes?
no hay
por eso armate
que van por vos

En el segundo conjunto de poemas los Niños Basura han crecido, son hombres fatigados, ojerosos y encorvados por el esfuerzo que les demanda la simple subsistencia en Derrotados, son mujeres de manos resecas de tanto fregar en Ella habla con las ollas, son tipos que van en cana por portación de cara en Sanidad Policial y que adoran al dios torpe, borracho y mortal de Dios Aparte. Con estos poemas queda claro a qué se refiere el peronismo de los poemas: no se trata de discursos, ni de consignas, ni de símbolos, ni de doctrinas, ni de estructuras partidarias, Padilla entiende al peronismo como actitud, como ese ejercicio que empieza por mirar a los ojos a los que quedaron afuera del progreso de la sociedad.

Los poemas de la tercera parte del libro nos hablan de la muerte. El primer poema, para mí uno de los más inteligentes del libro, titulado Otras Muertes empieza así:

Se muere García Márquez
y también se muere la señora de la vuelta de mi casa
sola
sin atención
vieja
abandonada y triste
de un cáncer de tetas

y avanza trabajando el contraste entre muertes célebres y muertes anónimas. Para que las muertes célebres duelan basta un nombre, a las anónimas hay que explicarlas, hay que decir por qué duelen. No tardará en advertirse el doble juego que propone el poema : por un lado refuerza la percepción de que hay muertes distintas a otras, y al mismo tiempo cuestiona esta percepción. que por otro lado es, seguramente, la del lector.

En los dos siguientes poemas establece, apelando a la ironía y al absurdo, la relación simbólica (y no tanto) entre la muerte de muchos y el negocio de pocos; ambos funcionan como metáforas de un sistema cuyas instancias de poder sólo pueden sustentarse en base a la muerte de otros. Finalmente, hay un poema hermoso y conmovedor llamado Con el muerto adentro, que se limita a ilustrar el paso de un cotejo fúnebre pobre por barrios obreros que en realidad salen a despedir a todos sus muertos en ese muerto.

La cuarta parte del libro es la más revolucionaria, expresa el hartazgo y la reacción de esos Niños basura que siguen naciendo, creciendo y muriendo. Es el despertar de ese pueblo de oprimidos y la radicalización de una parte del peronismo. Aparece en el último poema, llamado Anarco-peronismo, la imposibilidad de ese concepto que muchas veces se discutió en ciertos sectores. Son poemas con una veta revolucionaria, que cuestionan la centralidad de Estados Unidos y amenazan con prender fuego la ciudad. La inclusión del poema llamado Bombas Caseras (uno de los mejores del libro a mi entender) no es casual, este poema narra la historia de la abuela del autor, cuya figura representa la ternura de lo cotidiano y la rebeldía ante la injusticia, como se desprende de los siguientes versos:

mi abuela vivió en la clandestinidad hasta el 73
mientras cuidaba a sus nietos y regaba el patio de tierra
con el agua de la cuneta

Si Padilla se posiciona políticamente en la sociedad argentina desde el título mismo del libro, con estos cinco poemas sienta su posición dentro del peronismo. El uso intensivo de la primera persona en ellos así parece confirmarlo.

En los últimos tres poemas, agrupados en la quinta parte, finalmente el peronismo se cristaliza, aparece para recoger a los heridos que vienen transitando el libro. El primer poema, llamado simplemente Peronistas remite a La Escolástica Peronista Ilustrada de Carlos Godoy y, de alguna manera le abre las puertas del peronismo a todos, hace un inventario de los estereotipos sociales que tienen lugar en el peronismo, termina diciendo una gran verdad:

Es que el peronismo es como un país en sí mismo
y eso
justamente eso
es lo que tanto jode.

El poema La Paz, parece denunciar que no volverá a haber paz mientras exista el peronismo, ya que las condiciones de existencia del peronismo está dada por los marginados que produce precisamente ese sistema que ha monopolizado el concepto de paz, por eso uno de los versos dice “la paz es una mentira invertida”.

El libro cierra con Lealtad, un poema hermoso (y otro de mis preferidos), cuya musicalidad remite por momentos a la cadencia de Zelarayán, es un texto cargado de imágenes y símbolos que aluden al lugar y al papel que tiene en la historia esa base social sobre la que se asienta el peronismo.

También es un acierto, por los temas que se tratan y por la mirada que se propone, la elección formal. La mayoría de los poemas están construidos con versos cortos que a veces son latigazos y a veces pinceladas, organizados en función del tema, fuera de las cárceles de la rima y la métrica pero sin descuidar el ritmo.

Los textos logran fluidez a partir de esa sencillez aparente que se logra con mucho trabajo y mucho oficio. Y me sorprendió que, aún apelando a un lenguaje sencillo y cotidiano, Padilla haya logrado construir un puñado de metáforas muy potentes y sumamente originales.

Bombo

En resumen: Padilla recorre la historia del peronismo, una historia que no necesariamente es cronológica, una historia que está sucediendo todo el tiempo, en el presente. Y el protagonista de esa historia no es Perón, no es Evita, no es Néstor, no son personas importantes, son los que ya estaban ahí antes del peronismo, son los famosos descamisados.

Yo sugiero a todos aquellos lectores inteligentes y desprejuiciados, que no simpatizan con el peronismo y pretendan entenderlo, que lean este libro, quizás así, tratando de entendernos por medio de la poesía, logremos mitigar un poco el odio y las divisiones reinantes. Yo les prometo que no se van a hacer peronistas, pero van a empezar a entender; y si no entienden, van a haber leído hermosas historias que hablan de los pobres, de los marginales, de los desposeídos, de los anónimos, de los que no salen en tele, de los laburantes; historias que, de alguna manera, hablan de todos nosotros. Dejo uno de mis preferidos para empezar:

Lealtad

Vengo del río soplado como cardo bajando de una
montaña
me frenan: la piedra bola el pozo de arena la rama
estoica que flota y se amarra
vengo del río seco sequito humeante vaporoso indómito
los espejos están en las nubes tirando rayos devolviendo
un álbum de fotos de la travesía de la vida
me pincho me rajo me sangro
armo –con los jirones de la ropa- una soga que sostenga
tanta desolación
tanto desierto
viajo en colchoncito viejo y descosido
vuelo en colchoncito celeste en colchoncito pobre en
colchoncito triste
en colchoncito usado
como un reíto peronista y descamisado me junto con
otros reítos peronistas y descamisados que – a fuerza de
verdad- nunca supimos que nuestro destino era soportar
aluviones
vengo del río y soy defensa aluvional
aguariba y brioso que resiste al sol
a la helada y a la manga de piedra
somos también una manga
somos también piedras
y arena y ripio y además humedal nostálgico
somos esos que bajamos de los ríos pobres de agua
sin bosque
pero también somos obstáculo en la historia
y también somos los que la desviamos
y la encauzamos.

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