Los dos ejes de esta novela son el diario de Angélica Golik, una maestra rural de un pueblo cordobés que escribe poesía, y el monólogo de Santiago, un estudiante de letras que vive en Córdoba Capital y, deslumbrado por la poesía de Angélica, emprende la búsqueda de la poeta, una búsqueda que lo llevará a la perdición. Además están las narraciones de diversos personajes que han ido conociendo a Angélica a lo largo de los años o que de alguna manera se han ido relacionando con ella o con su entorno. ¿Les suena? Aunque no hay punto de comparación, por la estructura, los recursos y el modo de hacer avanzar la narración, se puede decir que tal vez el libro de Lamberti le deba bastante a Los detectives Salvajes de Bolaño: un aspirante a escritor que empieza a buscar a una poeta misteriosa y secreta, un puñado de monólogos que van delineando la figura de esa poeta, la voz de la propia poeta, etc.
No obstante Lamberti se desvía del realismo de Bolaño al introducir en La Maestra Rural elementos sobrenaturales, de a poco Angélica se va volviendo algo más extraño que una simple escritora secreta y su hijo Jeremías parece esconder un misterio que va creciendo de a poco a lo largo de la narración. Aparecen personajes raros, experiencias alienígenas, seres asombrosos (los Sefaraditas) que van tornando extraño el relato y dotándolo de cierto misterio.

Lamberti maneja bien la curva de tensión narrativa, algo que ya había revelado en sus cuentos y que con esta novela demuestra poder mantener a lo largo de una narración más larga. Si bien comparte con sus contemporáneos cierta torpeza en la construcción de las metáforas, que suelen ser grotescas, y un humor bastante bobo, el autor de esta novela maneja mejor los tiempos narrativos y arriesga un poco más con el uso del lenguaje, así por momentos consigue una voz original con tintes poéticos bastante alejada del balbuceo de sus coetáneos.
La novela coquetea con varios géneros: por momentos es realista, por momentos un policial, por momentos literatura del yo (tan de moda entre sus contemporáneos) y por momentos ciencia ficción clásica, estos desplazamientos hacen de La Maestra Rural un inclasificable por género, lo cuál a priori es una ventaja. Además se desarrolla enteramente en Córdoba, con lo que muchos de los paisajes que se repiten una y otra vez en las novelas urbanas son reemplazados acá por algo más novedoso, así como las referencias culturales de la ciudad cambian el eje, otorgándole al texto un grado de singularidad que falta en la narrativa argentina joven.
Es un relato que abarca varios temas: la vocación poética en contraste con la simple ambición de reconocimiento, el amor maternal, la locura y el miedo al individuo distinto, entre otras cosas. Si se omiten las voces de Angélica y Santiago, el resto de los textos puede leerse como un conjunto de narraciones o cuentos separados y no tendría nada que envidiarle a las nuevas estrellitas mimadas por la prensa de la narrativa breve argentina (Sweblin, Enriquez,…).
Si bien está lejos de ser un libro destinado a quedar en la historia de la literatura argentina o en la memoria del eventual lector como una obra maestra, La Maestra Rural es una novela que está bastante por encima, en calidad, de lo que escribe y autocelebra la generación de Lamberti (Mairal, Selva Almada, Oyola, etc.), como primera novela está bien. Como está editado por Random House su precio está bastante por encima de lo que vale la pena pagar ($350), pero seguramente ya llegará a saldo, y a un precio más accesible, sí vale la pena hacerse con el libro.