Lecturas: Las Chicas

Esta novela parece haber catapultado a Emma Cline a las grandes ligas editoriales del mundo. u$s2 millones de anticipo de derechos, traducción a varios idiomas, ventas masivas y giras publicitarias propias de un rock-start para una primera novela no está nada mal.

A la manera de Truman Capote en A Sangre Fría, Cline se propone narrar en clave literaria los asesinatos de la célebre Familia Manson, más específicamente el crimen de Sharon Tate y de otros 4 individuos el 8 de agosto de 1969. Pero Truman Capote, contemporáneo de los sucesos que narra en su maravillosa novela, escribe en base a testimonios y entrevistas con los asesinos, en cambio Cline, que además de no ser Truman Capote nació 20 años después de los asesinatos, apela a un recurso literario para nada novedoso pero sumamente efectivo: insertar entre los protagonistas de aquellos hechos a un personaje de ficción: una adolescente que vivió con Manson y su congregación durante el verano del 69’, en vísperas de los asesinatos y que se convierte en la narradora de la historia. Además de la introducción de esta protagonista adolescente Cline modifica libremente algunos hechos, los nombres de los personajes y las circunstancias específicas de los crímenes. De cualquier manera la referencia clara a los crímenes de Manson es la estructura que da soporte a un libro sobre las últimas etapas de la adolescencia de Evie (la protagonista narradora) y sobre la de las chicas del clan Manson. De manera que más allá del desenlace previsiblemente policial de la novela, el libro narra con detalle las inseguridades propias de esa etapa de la vida, la rebeldía, el desencanto con los padres, la desorientación sexual, el deseo de ser tenido en cuenta, la crueldad como forma de lograr esa atención y ese afecto, etc. Es una novela sobre la adolescencia, sobre las relaciones padre-hijo, sobre el deseo de libertad y, como dije, sobre los asesinatos de la familia Manson.

Las Chicas
Las Chicas – Emma Cline

Inexplicablemente, también hay como flashes en la novela en los que Evie, ya adulta, se relaciona con un grupo de adolescentes por casualidad y eso la lleva a recordar su vida. A mi criterio esos fragmentos son no solo innecesarios en la novela, si no también redundantes, le hacen perder ritmo y, como bien señala la reseña en Babelia de esta novela, Cline mezcla los monólogos mentales y la visión del mundo de la Evie adulta y de la Evie adolescente, por lo que el lector no sabe bien quién narra la historia. Por eso los flashes, esas escenas de la Evie adulta, contribuyen sólo a crear confusión, a cortar el relato y hace que se le noten las costuras a la narración. Dicho de otra forma: al libro le sobran 70 u 80 páginas.

A pesar de estar bien escrito y aceptablemente traducido Las Chicas está lejos de ser el fenómeno literario que algunos críticos pretenden. Se trata de eso que un amigo de Twitter suele llamar “Best Seller Inteligente”, es decir una obra literaria que sin apelar a las fórmulas típicas del Best Seller está destinada a entretener a un público masivo y no por ello se resigna a dejar de lado ciertas complejidades, cierta poética, cierto riesgo en el uso del lenguaje, etc. De cualquier manera está bien para ser una primera novela, pero de ninguna manera Cline es, como leí por ahí, la “Truman Capote del siglo XXI” ni Las chicas se acerca a A Sangre Fría, no esperen eso ni mucho menos.

Mendoza, Enero de 2017

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