Lecturas: Entre Hombres

No leo mucho policial negro, es un género que dejé hace algunos años, me aburre un poco, y mucho más si son policiales negros argentinos. Sin embargo este libro, recomendado por varios amigos, fue la excepción. Para empezar hay que decir que se trata, en mi opinión, del único policial negro argentino. No es que no se hayan escrito otros policiales de este tipo, Sasturain, Leonardo Oyola, Ernesto Mallo y otros autores activos suelen incursionar en el género, escriben efectivamente policiales negros que, a pesar de pertenecer al género y de desarrollar sus tramas en Argentina, copian las fórmulas del policial negro americano y logran una mala caricatura, un artificio poco creíble con personajes espurios y tramas poco convincentes. Sin eufemismos: muy malos libros. Pero esta novela de Germán Maggiori, por suerte, ha logrado superar esa tara.

Maggiori parece conocer bien el conurbano, ciertas formas del habla popular y a la policía bonaerense, lo que le da una ventaja y le permite escapar a los estándares impuestos por el policial negro americano que siguen sus colegas. Y no es que ellos no conozcan esos elementos, pero no han logrado incorporarlos a sus libros como sí lo ha hecho Maggiori. Por eso ha escrito esta gran novela que le valió premios y elogios.

En este policial no hay buenos, son todos malos; no hay inocentes, son todos culpables de una u otra forma; no hay un crimen a resolver, la resolución satisfactoria de una investigación es imposible, como muchas cosas en Argentina, porque el azar y la ineficiencia son normas; lo que mueve a todos los protagonistas es el egoísmo y la ambición, no hay altruismo, no hay vocación de servicio, no hay metas elevadas ni aspiración al heroísmo. De hecho tampoco hay héroes en esta novela.

Sí hay muchísimos personajes: una pareja de policías bonaerenses corruptos al servicio de un comisario más corrupto, hay narcotraficantes y proxenetas; ladrones de autos, políticos inescrupulosos y todo tipo de criminales; también hay una bandita de amigos desempleados (¿«ni-ni»?) cuya única actividad es juntarse en el bar del barrio a tomar fernet y que por azar pasan a ser elementos centrales de la narración, aunque, por supuesto, ellos nunca se enteran. El equívoco y el error es la norma y por eso el desenlace importa poco, la resolución de los crímenes es previsible porque como escribí mas arriba: todos son culpables.

A pesar de la cantidad de personajes Maggiori maneja muy bien la narración, dota a cada protagonista de lenguajes y subjetividades particulares y muy realistas. Apela al monólogo interno, al narrador omnisciente o a los diálogos entre personajes para hacer avanzar la trama; como en cualquier buen policial el ritmo infernal del relato nunca decae.

En el universo que Maggiori le crea a sus personajes no hay lugar para débiles, para inocentes o para gente común y corriente, esas personas caminan apenas por los márgenes de la narración como parte del paisaje, las fuerzas que hacen mover a ese universo son fuerzas criminales. Los únicos dos personajes que no son criminales son locos: un linyera que escribe poesía apocalíptica y un carnicero que se prepara para una supuesta «revolución de villeros«, entrenando a lo Rocky Balboa con las reses de un frigorífico.

Esta novela se escribió en 2001, podría ser un mal recuerdo de una mala época, sin embargo podría estar ocurriendo hoy o mañana, nada ha cambiado. Un libro sobre el conurbano bonaerense, una novela policial que corre los límites de su propio género. Excelente.

Mendoza, Febrero de 2017

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