Lecturas: Cuatro por Cuatro

Buena novela, bien escrita, interesante, entretenida. Se desarrolla en un colegio internado para hijos de políticos, empresarios y millonarios al que también asisten becados algunos chicos de baja categoría social, hijos de quienes trabajan en la escuela («los especiales»). Afuera el mundo parece haberse derrumbado, por lo que el colegio se ha convertido en un remanso de paz que no sólo preserva a los estudiantes de la violencia imperante, si no también a sus profesores y directivos, pero detrás de esa protección y de la comodidad se esconden secretos que hacen del colegio un lugar más peligroso que la calle. De este modo la novela es una metáfora sobre cómo el refugio contra el mundo real, al que se accede mediante el dinero y el poder, no sólo es una ilusión si no que puede transformarse en una cárcel todavía más peligrosa que la realidad.

La novela está dividida en dos partes, en la primera se narran las experiencias de distintos alumnos, en la segunda las de un profesor sustituto que de a poco empieza a descubrir aquello que esconde la aparente tranquilidad que ofrece la institución. Claro que hay detalles que van sosteniendo bien esta estructura, historias menores que sustancian la narración y sostienen la tensión creciente. Las diferencias sociales, la crueldad de los adolescentes, la dificultad de los adultos para establecer relaciones, el abuso de poder y algunas intrigas que no serán resueltas hasta el final, son algunos de los elementos que hacen atractiva la narración y mantiene el interés del lector.

Es un texto que hace uso de un lenguaje accesible y equilibrado que sin ser solemne denota respeto por las formas clásicas y no presenta mayores dificultades al lector, tanto es así que parece escrito en un español neutro, incluso en el habla de los personajes adolescentes, de quienes se podrían esperar ciertos coloquialismos regionales propios del lugar en el que se desarrolla la historia . Por momentos hay algunos giros sorprendentes, algunos riesgos formales, algunas construcciones semánticas que revelan el oficio poético de Sara Mesa y, aunque la atención está puesta en la construcción de sentido y la estructura narrativa, no hay un simple tratamiento comunicacional del lenguaje si no que parece haber un cuidado por el ritmo y el espesor de la palabra.

Esta novela recibió una mención en el Premio Herralde de ese género, y aunque eso no es garantía de nada, creo que la mención es merecida. Es un texto muy trabajado, cuya corrección no le impide rebelarse contra ciertas convenciones de la narrativa española actual que ya huele a naftalina. Sara Mesa, junto a la generación Nocilla y otro puñado de jóvenes escritores españoles parecen estar despertando a la literatura española de una larga siesta que ya lleva más de 50 años. Cuatro por Cuatro nos invita a ser optimistas al respecto. Un buen libro.

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