Diario de un mal año (12)
28/08/2017 – Lunes
Mi esposa empezó las vacaciones, eso nos desacopla un poco de la rutina horaria, no suena su despertador, nos quedamos en cama más de lo debido, y así se van encadenando pequeños retrasos. Cuando vuelvo de hacer trámites bancarios con mis padres chequeo redes. Facebook me asusta, creo que lo voy a dar de baja, o al menos voy a dejar de entrar ahí. Con el título “Tus recuerdos en Facebook”, me muestra una foto de 2011, salgo más joven, vestido con una remera que ya no tengo, con unos lentes que ya no uso, en la ventana de un departamento que ya no alquilo, en una ciudad en la que ya no vivo…, es espantoso. Si con 6 años pueden causar tanto daño no quiero pensar lo que podrían hacer en 20. Me imagino en 2037, sesentón, calvo y respetable (?), caminando tranquilamente por las calles de Budapest, de Tokio o de otro lugar lejano, de repente suena el timbre de notificación de mi microcomputadora de pulsera y leo en la pantalla empotrada en mis lentes led: “Tus recuerdos de Facebook” con una foto de 20 años atrás (es decir de hoy), se me viene todo el tiempo encima, me recuerda quién fui, de donde vengo, las miserias que oculto, el pasado que niego…, un horror. Hacerle eso a la gente es cruel. Supongo que muchos están orgullosos de su presente, inclusive hay quienes lo están de su pasado, para ellos esa sección de Facebook debe ser una especie de agasajo, pero para mí, que a duras penas logro perdonarme el futuro, es un golpe bajo.
Por la tarde, después de hacer un par de trámites menores, nos vamos a cenar con la familia por el cumpleaños de mi padre. Está muy nublado y frío, hacemos el camino de siempre por las calles de siempre, el paisaje se va degradando a medida que nos alejamos del centro y nos acercamos a Dorrego. Cruzar la costanera a la altura de Morón y entrar por Falucho al barrio es como entrar en el túnel del tiempo, yo no lo noto porque transito ese camino dos o tres veces a la semana, pero cualquier ojo atento puede percibir lo anacrónico de esa calle, a veces me parece una calle soviética del 60’, creo que deberían cambiarle el nombre.
Comemos y tomamos cerveza en casa de mis padres, charlo un rato con mi cuñado de cosas totalmente intrascendentes, volvemos temprano en taxi, bajo una llovizna fría y persistente.
No leí nada en todo el día, no tuve ganas.
29/08/2017 – Martes
Hace unos años, tomando un café en la feria del libro, un periodista con muchos años de oficio me dijo que por día sólo hay dos o tres noticias, a lo sumo cuatro si sumamos el fútbol, todo lo demás sobra, es relleno, variaciones sobre la misma noticia, reversiones, opiniones, derivados, suposiciones, “notas de color”, etc. Toneladas de información descartable, que no es estrictamente noticia pura y dura. Ya no basta con llenar el papel de diario, es necesario también rellenar horas y horas de televisión en canales exclusivamente dedicados a noticias, y mantener actualizadas miles de páginas web. El crecimiento de ese tipo de información prescindible ha sido proporcional al desarrollo y la proliferación de medios de comunicación, y ha llegado a cobrar dimensiones tales que se pierde la noticia real, se confunde entre tanta resaca periodística. Nos informamos mucho, pero perdemos de vista esas dos o tres noticias que hay que leer. Hoy, por ejemplo, ¿qué hay de nuevo? Los resultados del escrutinio definitivo, CFK se impuso por 20.000 votos, ¿es noticia? No, ya se sabía, el número exacto sólo agrega información. Sigue sin aparecer Santiago Maldonado, Gendarmería niega responsabilidad, ¿es noticia? No, es lo mismo que venimos escuchando y leyendo desde hace dos semanas. El ex dueño de Tiempo Argentino prende el ventilador, ¿es noticia? No, además de ser información vieja y conocida, es poco confiable. Alario al Bayern Leverkusen, ¿es noticia? No, se sabe desde el fin de semana. No hay noticias, o las pierdo de vista, reviso los portales y la TV: indagatorias, procesamientos, trascendidos, entrevistas con Susana Giménez, el perro de Moria…, no logro identificar lo importante, la noticia. Lo preocupante no es que yo no pueda identificar esas noticias, lo verdaderamente preocupante es que los periodistas, productores y directores de medios tampoco pueden hacerlo, entonces mandan fruta.
Por la tarde voy con mi amigo de San Rafael, El Guille, a tomar café mientras hacemos tiempo, hablamos básicamente de la condición del sin trabajo, del desempleado, ambos tenemos vasta experiencia en el tema. Caminamos por el centro mientras empieza a oscurecer, le muestro un local en alquiler de calle España y le digo que ahí voy a poner una gran librería con un bar si el domingo me saco el Quini 6.
30/08/2017 – Miércoles
Mañana rutinaria, aburrida, tediosa. Algo está mal, busco terapeutas en la cartilla de mi obra social, no me decido, le mando un mensaje a una ex compañera de secundaria que ahora es psicóloga para que me recomiende alguno. La última vez que hice terapia avancé poco y nada, no me sentía cómodo con la persona que me atendía, tengo entendido que es algo normal. Por la tarde pasa Marcelo Padilla por casa, tomamos mate y hablamos un poco de política, del peronismo, de las elecciones. Después nos vamos a Leviatán a dejar sus libros en consignación, ahí, además del Tupac, nos encontramos a Terraza y a Gastón Ortiz Bandes. Charlamos un rato de libros. Bandes tiene una teoría respecto El Traductor de Benesdra: según él, Ricardo Zevi, el protagonista de la novela, es el tipo de sujeto que después de 2003 se transformará en kirchnerista, lo deduce de sus andanzas sindicales y de su pelea con el trotskismo, puede ser, en todo caso Benesdra murió en 1996, varios años antes del kirchnerismo, y en determinado momento más del 50% de la población fue kirchnerista. De todas maneras debería volver a El Traductor, definitivamente.
Por la noche voy al cumpleaños de un viejo amigo que hace años no veía, conozco a poca gente, pero me encuentro a un par de ex compañeros de facultad y secundaria que también llevaba mucho sin ver. Charlo un poco con todos de cuestiones triviales. Confirmo las serias dificultades que tengo para establecer relaciones más allá de mis afectos y de algunos círculos que me son cómodos. Vuelvo temprano, con olor a humo y algunas ideas que olvido rápidamente.
31/08/2017 – Jueves
Cumple años mi esposa. Después de dejar al niño en la escuela vamos a almorzar afuera invitados por mis padres, después paso a una charla fugaz con una persona para que me ayude en búsqueda de un terapeuta adecuado, me da datos, no llamo a nadie. Tomo un café con dos amigos, ex compañeros de secundaria. Hablamos un poco de política, arriesgo una hipótesis que le escuché hace años a Lucas Carrasco y me pareció algo delirante, pero que me empieza a parecer verosímil, después de una charla con un joven pero experimentado dirigente peronista de Mendoza hace unos días: Cristina Kirchner y Mauricio Macri son socios políticos desde hace mucho tiempo, más o menos desde 2011. Son adversarios electorales, claro, ambos quieren el poder y se lo disputan, pero hay entre ellos ciertos pactos que les permiten sacar de la cancha al resto. Los planteos ideológicos, las impugnaciones morales, las chicanas, todo eso es para entretener, para mantener ese gran negocio político bautizado La Grieta. Planteo los argumentos que me llevan a considerar seriamente esta posibilidad, mis amigos callan y me miran como si estuviese loco, es probable, después de octubre veremos, por ahora no la descarto.
Vuelvo a casa y paso la tarde algo inquieto, incómodo, angustiado. Tengo varias cosas pendientes pero no me decido por ninguna y termino no haciendo nada. Con el restito financiero que tengo invito a mi familia a comer a un bar de la esquina que está bastante bien, para seguir festejando el cumpleaños de mi esposa. Volvemos temprano, cantamos el feliz cumpleaños, comemos torta, tomamos champagne, solos los tres, esa es nuestra hoguera propia, el lugar donde recargar la batería.
Se terminó agosto, pasó rápido, me dejó maltrecho. Sigo sin leer casi nada, no tengo muchas ganas, son épocas.
01/09/2017 – Viernes
Los míos / los tuyos, los honestos / los chorros, los republicanos / los autoritarios, los reaccionarios / los progres, los comprometidos / los individualistas, los populistas / los liberales, los que marchan / los que putean al que marcha, los pro / los contra, los k / los m, los buenos / los malos…, entiendo que es necesario cierto grado de simplificación para procesar la realidad, pero esta neurosis binaria, carente de matices, superficial, sólo sirve para banalizar todo. No me interesa que lo hagan, pero me violenta un poco esa necesidad de contarlo en público. Por eso esta mañana limpié a todos los engrietados de mis redes, con varios usé la opción «Dejar de Seguir«, a otros directamente los borré.
Llego de rebote, como siempre ocurre en internet, a un Observatorio de Campañas Electorales de FSoc. de la UBA. Es un sitio con muchísimo material histórico de marketing político, desde 1983 al presente, muy interesante. Me demoro viendo spots televisivos de Luder, Alfonsín, Hermino Iglesias, Menem y Angeloz, son algo naif, algo ingenuos, supongo que se trataba de un electorado menos sofisticado que el de hoy. También es interesante la sección dedicada a la publicidad gráfica, ahí encuentro con sorpresa una publicidad del Partido Comunista invitando a cortar boleta para votar “Comunistas al parlamento y Luder a la Rosada”, hay otro que dice “Comunistas y Peronistas. Juntos por la liberación”. Antes habían lanzado la fórmula Íscaro/Rodriguez, pero negociaron con el peronismo y la terminaron bajando. Era el PC de Athos Fava, otras épocas, otros comunistas. Me quedo toda la siesta mirando esos fósiles de la propaganda política, instrumentos obsoletos que servían para comunicar y que hoy sólo nos arrancan una sonrisa indulgente y nostálgica. También encuentro una página llena de ilustraciones sórdidas de Suehiro Maruo, no tienen mucho que ver con las campañas electorales, pero encontré los dos materiales a partir de la misma búsqueda que, dicho sea de paso, no tenía nada que ver con marketing político ni con arte oriental violento. Suele pasar, de todos modos pienso en una campaña política realizada enteramente con los dibujos de Suehiro Maruo.
02/09/2017 – Sábado
Reviso las webs del INDEC y del Ministerio de Trabajo y actualizo la información de una pequeña base de datos sobre empleo en Mendoza que diseñé en excel hace un par de años, para un trabajo sobre mercado laboral que me encargaron y nunca me pagaron, los gráficos se actualizan solos y los ratios que construí también. Saco algunas conclusiones generales y las consigno en el word correspondiente: los que más negrean son los empresarios de turismo y de la construcción, las mujeres tienen más dificultades para conseguir empleo, los menores de 25 también, entre los universitarios la tasa de desempleo es menos del 2%, pero los universitarios que llevan más de un año desempleados representan solamente el 0,1% del total, o sea: únicamente el que respondió la encuesta y yo. Es un tema que me genera escaso interés, pero me resulta sumamente fácil, me sirve para pasar el tiempo y para pensar que me dedico a una actividad medianamente útil para alguien, el tema es descubrir para quién.
Más tarde me pongo a ver el amistoso entre Boca y River en San Juan, el partido es tan malo que no llego ni al final del primer tiempo. Camino hasta Leviatán y me quedo toda la tarde ahí. Tomamos unas cervezas con el Tupac mientras charlamos de libros, de Aikido, de la secundaria y de budismo entre otras cosas. En la calle no hay nadie, es un sábado vacío, entra poca gente a preguntar por los libros. Me pongo a mirar las estanterías de nuevos y de usados y me dan ganas de comprar la mayoría de lo que hay, es una librería diseñada con muy buen criterio, ojalá dure hasta que consiga empleo y pueda comprar libros. Encuentro un ejemplar del último libro de Houellebecq, Configuración de la última orilla, es un libro de poesía, cada poema tiene a lo sumo 15 líneas y ocupa una hoja, de manera que más de la mitad de cada página (104 en total) queda en blanco, todas tienen notas al pie con la versión en francés original del poema, pero en letra muy chica, un desperdicio de papel. Hojeo un poco el libro, los poemas no me parecen gran cosa, pero al leer los originales intuyo que pierden mucho en la traducción. Es una edición de Anagrama, un poco caro por cantidad de páginas y cantidad de texto, pero igual sería interesante tenerlo, lo anoto en mi lista de pendientes hasta que saque el Quini 6. También anoto un par de cosas más y termino comprando (en realidad canjeando) un ejemplar usado pero muy lindo de Jacques el Fatalista de Diderot, un libro que, creo haberlo consignado aquí, venía buscando desde hace mucho tiempo. Después llegan Gastón Moyano y Vero Giménez, tomamos otra cerveza, charlamos un rato más y partimos ya de noche, cada uno a hacer lo que pueda con su sábado.
Ya en casa me propongo leer varias cosas pero me cuelgo con Tolstoi hasta las 2 de la mañana.
03/09/2017 – Domingo
Me levanto relativamente temprano y, como quiero evitar las noticias, me pongo a buscar material que suben a internet esos grupos border (ultranacionalistas, ultracatólicos, ex services, conservadores, restauradores, nazis, etc.). Entro a SEPRIN y compruebo con cierta decepción que se ha transformado en un portal de noticias inocuo, como cualquier otro, quedan apenas un par de esos informes reservados delirantes que antes llenaban el sitio. Busco en YouTube el canal TVL1 que me recomendó, a modo de curiosidad o consumo irónico, el Tupac. Veo un video de Salbuchi reivindicando a Seineldín y corriendo por derecha al Grupo Clarín, hay mucho material ahí, toda una estética discursiva, un buen escritor, despojado de ripio ideológico, sabría sacarle el jugo. Rebotando de un video a otro llego al famoso discurso de Perón en Plaza de Mayo el 1 de mayo de 1974, cuando trata de estúpidos y de imberbes a los Montoneros que estaban en la plaza. Más tarde vamos a Dorrego a almorzar y mi padre me dice que lo que Perón nunca les perdonó a Montoneros fue el asesinato de Rucci. Otras épocas, ¿otras grietas?
La tarde se enfría rápido y volvemos caminando a casa. Esquivo un poco la depresión dominical escuchando discos de Brian Eno y leyendo post’s viejos en los blogs de Carlos Busqued y Bob Chow, de lo mejor que dio la internet pre-redes sociales en Argentina.