Diario de un mal año (30)
01/01/2018 – Lunes
1 – /Año nuevo, cosas nuevas, boludeces como para consolidar la ilusión de que algo empieza: documentos nuevos de Word, pila de libros renovada, listas nuevas en la tablet, etc. La libretita es vieja, pero le arranco todas las páginas de 2017 y queda como nueva, a estrenar. Uso libretitas así desde hace años, ahí anoto los libros que voy leyendo, consignando edición, cantidad de páginas, etc. El año pasado, lo recuerdo al ver las hojass arrancadas, hice una lista de cosas a leer, la comparo con las lecturas efectivas, hay un desvío del 50%, es decir que leí sólo la mitad de los libros que anoté ahí, la cantidad planificada es más o menos similar a la leída, pero la mitad de los libros son distintos. Este año no voy a hacer eso, sé que me propongo lecturas y después me dan ganas de leer otras cosas. En realidad no hay que ponerse objetivos cuantitativos anuales de ningún tipo, nunca se cumplen y terminan siendo un símbolo de nuestros fracasos y frustraciones.
2 – /Vuelvo temprano al departamento, pero al llegar noto que me traje sin querer algo que mi madre necesitaba y vuelvo a Dorrego. Me tomo una cerveza y otra vez caminata hasta el centro. Llego a casa de noche y me pongo a leer uno de los libros que me autoregalé para navidad: La Garchofa Esmeralda de Alejandro Rubio. El año pasado arranqué con La Uruguaya de Mairal y terminó siendo el peor libro que leí en todo el año, no creo que se repita con Rubio, escribe mejor.
3 – /Ya casi no uso Facebook, solamente chequeo cada tanto el messenger con el teléfono. A veces estoy aburrido, entro, le pongo me gusta a algunas cosas y vuelvo a salir. Las redes sociales que estoy empezando a usar más son Goodreads, que es como un Facebook de libros en donde subo borradores para futuras reseñas que nunca voy a escribir de lo que voy leyendo, y Medium que es una mezcla entre red social y blog, ahí hay varios usuarios que suben buenos textos de literatura, de tecnología y de economía, también hay muchos que escriben sobre otras cosas, pero yo leo sólo los textos que sigo, hay mucha boludez también, pero a diferencia de Facebook es una plataforma que se basa exclusivamente en textos y nadie sube memes, ni fotos de pasta frola ni nada de eso.
02/01/2018 – Martes
Hace unos días Gastón Ortiz Bandes mandó por whatsapp el audio de un poema leído por él, me gusta mucho como lee Bandes, además de un buen escritor y crítico es un gran performer poético. El poema me quedó sonando todo el fin de semana, dice así:
Estáis muertos.
Qué extraña manera de estarse muertos. Quienquiera diría no lo estáis. Pero, en verdad, estáis muertos, muertos.
Flotáis nadamente detrás de aquesa membrana que, péndula del zenit al nadir, viene y va de crepúsculo a crepúsculo, vibrando ante la sonora caja de una herida que a vosotros no os duele. Os digo, pues, que
la vida está en el espejo, y que vosotros sois el original, la muerte.Mientras la onda va, mientras la onda viene, cuán impunemente se está uno muerto. Sólo cuando las aguas se quebrantan en los bordes enfrentados y se doblan y doblan, entonces os transfiguráis y creyendo
morir, percibís la sexta cuerda que ya no es vuestra.Estáis muertos, no habiendo antes vivido jamás. Quienquiera diría que, no siendo ahora, en otro tiempo fuisteis. Pero, en verdad, vosotros sois los cadáveres de una vida que nunca fue. Triste destino el no haber
sido sino muertos siempre. El ser hoja seca sin haber sido verde jamás. Orfandad de orfandades.Y sin embargo, los muertos no son, no pueden ser cadáveres de una vida que todavía no han vivido. Ellos murieron siempre de vida.
Estáis muertos.
Es el Poema LXXV de Trilce, tal vez el mejor libro de César Vallejo, un gran poema al que Bandes con su lectura templada y algo entumecida le agrega valor estético. La cosa es que, como el audio me dio ganas de leerlo, me puse a buscar el libro y, como sospechaba, lo he perdido, prestado, regalado o vendido, así es que me lo bajé en epub y me pasé la mañana leyéndolo en forma salteada y fragmentaria.
Retomo por un rato el libro de Benesdra, siento el mismo tedio, el mismo aburrimiento, pero por alguna tara mental mía siento que tengo que llegar al final. No hay mucho más para decir, Benesdra insiste con la filosofía zen: vaciar la mente de pensamientos, imágenes y lenguajes, aunque sea por un segundo, lo mismo propone Osho, pero Benesdra ofrece alternativas distintas a la meditación para llegar a eso, mecanismos más occidentales. ¿Qué es lo singular de este libro? Que es el libro de autoayuda de un suicida, lo cual ya de por sí es bastante paradójico, que ejemplifica mucho con los procesos creativos de la literatura, que desprecia a la autoayuda tradicional y que da muy buenos argumentos para demolerla. Además Benesdra escribe bien, tiene buena pluma.
Por la noche tomamos cervezas con Terraza y el Tupac en distintos lugares: una en el bar frente a la Plaza Pellegrini, dos más en el Pardo, unas cuantas más en el Most o Mosh o como se llame, un minimarket devenido en bar de Montevideo y 9 de Julio. Después llega Claudio Rosales y nos quedamos hasta la 1 de la mañana ahí charlando de autogestión cultural e industria editorial de Mendoza.
03/01/2017 – Miércoles
Temprano camino hasta OSEP a llevar unas autorizaciones, después voy, también caminando, hasta General Paz y Patricias Mendocinas a la sede de Supercanal, se me acabó la promoción y voy a renunciar porque si no se me duplica la tarifa de cable e internet. Tras una larga pero confortable espera con aire acondicionado, me atiende una chica muy amable y me ofrece prorrogar por 6 meses la promoción. Acepto porque no me queda otra, en Mendoza uno tiene que contratar internet con Telefónica que es una porquería, o con Supercanal que anda un poco mejor pero tampoco es una locura. Le pagamos a Vila por 6 mega lo mismo que en otros lugares del país pagan por 30, pero no hay mucha alternativa. Vuelvo caminando y ya el calor es insoportable. Paso por el supermercado a comprar víveres, paso por el kiosco a comprar cigarrillos y paso por la pollería a comprar milanesas. Después lavo sábanas y me acuesto a dormir la siesta.
Paso la tarde leyendo un poco de todo con la tele apagada y los discos solistas de Ceratti sonando uno atrás de otro en un simpático parlantito bluetooth lo suficientemente potente como para llenar con el sonido todo el comedor. Espero que se vaya el calor y voy hasta García Santos a buscar Pureza de Franzen por encargo, pero como no lo tienen termino comprándolo en Cúspide, cosa que me molesta bastante porque la estética del local y la actitud de los que atienden hacen que el lugar se parezca más a un Farmacity que a una librería. Como no estoy acostumbrado a dormir siesta, por la noche me cuesta conciliar el sueño y me quedo leyendo un rato el libro de Rubio. Después busco en internet un video que me mostró Gonzalo Terraza hace un tiempo en donde él (Rubio, no Terraza), Gambarotta y Lucía Bianco debaten sobre unos textos críticos de Damián Selci y Ana Mazzoni, de ahí salto a algunos poemas de Bianco y encuentro un podcast que hacen en Bahía Blanca leyendo poesía en lugares no poéticos (un Mc Donalds, una YPF, etc.), todo el material excelente. ¿Se podrá hacer algo así con lo digital en Mendoza? ¿O habrá que resignarse a las mismas lecturas, de las mismas personas, leyendo los mismos textos, en los mismos lugares todo el tiempo? Lo último bueno en ese sentido fue el programa Contemporáneos, que hacían Pablo Grasso y Darío Zangrandi, era un programa de una radio comunitaria que terminábamos escuchando en YouTube, pero hace un par de años que dejaron de hacerlo. Una lástima.
04/01/2018 – Jueves
Me levanto, desayuno y parto hacia la terminal a esperar a mi hijo que llega de Buenos Aires. Camino de nuevo a través los túneles truculentos de acceso por Alem y saco algunas fotos que me parece que quedarían bien en blanco y negro. No puedo ver los resultados inmediatamente porque no sé sacar fotos en blanco y negro con el teléfono y debo pasarlas después en la computadora. Como el colectivo está un poco atrasado doy algunas vueltas, a pesar de algunas reformas estructurales, la estética del lugar sigue siendo la misma de los años 80’, los mismos olores, el mismo movimiento, las mismas circulaciones; me hace acordar a esos veranos en que nos íbamos temprano a San Luis de vacaciones, el lugar me parecía enorme y le decía a mis padres que yo quería trabajar vendiendo boletos ahí. Después nos mudamos a Dorrego, a 6 cuadras de la terminal y pasé mucho tiempo de mi infancia y adolescencia vagando por esa estructura, iba a sacar los abonos del trole y, más tarde, a comprar la Cerdos&Peces. Ahora vuelvo y tengo una especie de dejavú de todo eso.
Llega el colectivo y volvemos caminando con el sol y el aire caliente ralentizando todo. Llevo al niño a Dorrego a saludar a su abuela. Después de almorzar me meto a internet a ver cómo se ha ido desarrollando la iniciativa de lectura colectiva de la Divina Comedia en Twitter, hay de todo bajo el hashtag #Dante2018, ironías, algunos comentarios pelotudos, algunas fotos del libro, links al texto y algunas cosas interesantes. Cualquiera con un mínimo de criterio puede filtrar las toneladas de basura en torno al hashtag y encontrar montones de textos críticos, propuestas alternativas de lectura, notas sobre las traducciones, y mucho más material estimulante. No se puede negar, por la cantidad de twitts, que la iniciativa ha tenido un éxito considerable, lo que demuestra que las redes sociales, bien usadas, pueden servir para algo más que el debate político berreta, el narcisismo, la ironía y las fotos de asados y gatos. Algo es algo, no me sumo a la lectura porque estoy leyendo otras cosas, pero banco la iniciativa.
Volvemos a casa cuando afloja el calor, caminando de frente a los últimos rayos de sol que se filtran por detrás de la cordillera, por una calle Morón con muy poco movimiento, se nota cuando queda menos gente en la ciudad. Pero así es enero, un mes fantasma de días que tardan demasiado en terminar y no llevan a ninguna parte.
05/01/2018 – Viernes
Paso toda la mañana y gran parte de la tarde vagando por la ciudad con mi hijo. Después de algunas diligencias menores caminamos con pasos lentos y sin un rumbo definido por el centro, como turistas en vacaciones, con todo el tiempo por delante y sin saber bien qué hacer. Terminamos en la Plaza España, dejo que el niño se vaya a los juegos infantiles y me siento a fumar en el piso, a la sombra de un árbol. Como no traje nada para leer me dedico a mirar a la gente que pasa y a cavilar libremente sobre lo primero que se me viene a la cabeza. Después almorzamos y más tarde volvemos a salir a la calle. Esta vez deambulamos por el otro lado de San Martín, por las calles San Juan, Rioja, Salta, hacia el norte. Entramos a comercios de electrónica a preguntar precios y cosas que no voy a comprar, me demoro en librerías de usados y comemos un pancho en esa panchería que está enfrente de Mr. Dog, en la esquina de Primitivo de la Reta y Garibaldi. Después arrancamos pasto a raudales en un islote de la plazoleta Pellegrini para dejarle a los camellos de los reyes magos y volvemos a casa exhaustos.
Desde el lunes Supercanal sacó de su grilla América y me hizo un gran favor, porque el único canal con programas que seguía con relativa concentración era ese. Ahora hago zapping sin encontrar un lugar y termino perdiendo el interés a los 5 minutos, lo que me deja mucho tiempo para perder en otras cosas, cosas no mucho más edificantes pero sí menos violentas que la TV. De hecho no me interesa demasiado la TV, al menos no como antes, el tema con Supercanal es así: yo lo que quiero es tener internet, pero cada vez que lo voy a contratar me dan promociones en las que termina saliendo más barato el cable y la conexión a internet combinados que internet solo, como soy boludo pero no tanto agarro viaje y siempre termino enganchado con programas de mierda como Fantino, Intratables o cosas de deporte, programas que después termino despreciando pero que por inercia sigo mirando. Esta vez, sin América espero mantenerme lejos de todo eso.
06/01/2018 – Sábado
1 – /¿Alguien puede agarrar cualquier objeto, paisaje, personaje o situación de la vida cotidiana, elementos triviales y menores, y en torno a ellos escribir algo bien escrito, medianamente interesante y original? Tal vez sí, pero ¿alguien puede hacerlo con cierta regularidad y durante años sin repetirse? Más difícil. En Argentina, durante la primera mitad del siglo XX, uno de los que mejor lo hizo fue Roberto Arlt con sus Aguasfuertes, y después fue usando todo ese material para fraguar sus cuentos, sus novelas y sus obras de teatro. Por eso nunca dejo de leer esas crónicas urbanas de una época que ya no existe más.
2 – /Sigo con Rubio, llegando al final de La Garchofa Esmeralda, me gusta mucho, su prosa tiene bastante de su poesía, y algo indefinible que es como una marca personal de Rubio. Creo que si en vez de ser poeta se hubiese inclinado más por la narrativa sería más conocido para un público más masivo, tal vez sería como Casas o Pablo Ramos. En realidad en toda esa generación los mejores escritores son poetas (Gambarotta, Durand, Raimondi, etc.) y como la poesía se lee poco, quedaron limitados a un círculo relativamente chico de lectores.
3 – /Alguien subió a alguna red social los bocetos de la nueva publicidad que hizo la empresa Miami Ad School para las gomas de borrar de Faber&Castel. El slogan es simple y directo: “Borrando Errores” y el dibujante Victor de Souza lo ilustró con dos imágenes muy potentes y creativas: en una hay una goma sobre la boca borroneada de un retrato de Donald Trump, la otra es igual sólo que el personajes cuya boca está borrada es la de Kim Jong-Un. Sin dudas la metáfora apela al deseo de mucha gente en todo el mundo, un gran hallazgo. Inevitable pensar que de Souza le afanó la idea al célebre dibujo en Clarín de Sabat, allá por 2008, en pleno conflicto rural.
07/01/2018 – Domingo
1 – /En Twitter hay varias cuentas que se dedican a subir cosas retro. Por la mañana, una de ellas, subió la tapa de Clarín del 7 de enero de 1988, los titulares dan cuenta de una ola de frío en Estados Unidos y de un aumento generalizado de servicios públicos, transporte y combustibles, es decir que bien podría haber ilustrado la coyuntura de hoy. Pasaron 30 años exactos y las noticias siguen siendo las mismas, es como si este país caminara en círculos, quizás por eso no avanza.
2 – /Terminé La Garchofa Esmeralda de Alejandro rubio, es un libro extraño, ecléctico, inclasificable, pero bueno. En realidad son tres libros, o mejor dicho dos libros y un pequeño ensayo. El primero se llama Autobigrafía Podrida y es un conjunto de textos autobiográficos, aparentemente con cierto orden cronológico, pero independientes entre sí. Hay episodios de la infancia y el barrio, los inicios del autor en la literatura, la relación con las drogas, y anécdotas con Leónidas Lamborghini y otros personajes. Me dijeron que no todo es real, pero no importa, todas las autobiografías tienen algo de ficción. El segundo texto es Martina, una especie de nouvelle o conjunto de relatos que tienen como denominador común a una mujer llamada, previsiblemente, Martina, de quien el narrador está enamorado. En esos textos desfilan personajes y situaciones por momentos oníricas, por momentos grotescos y por momentos entrañables. El escenario es un Buenos Aires marginal e íntimo, con sus plazas sucias y sus bares de mala muerte. El tercer texto es un ensayo llamado La Literatura Argentina es el Mal que parte de la premisa de que la literatura está mal escrita y da argumentos sólidos y singulares que estimulan al lector a tenerlos en cuenta y mirar desde otra óptica a psar de estar en desacuerdo. Me gusta más el Rubio poeta que el Rubio prosista, pero la prosa de La Garchofa Esmeralda es mucho mejor que la de otros narradores serios.
3 – /Atardece el domingo, como siempre visito a mis padres, como siempre vuelvo caminando, arrastrando mi derrota por las calles de Dorrego, tratando de gambetear el desánimo. Hay días en que las cosas que me importan se me escurren de las manos lentamente, todo se va derrumbando de a poco delante de mis narices, ante mi desconcierto y mi parálisis. Hoy la que fue mi esposa me dejó, la entiendo, no es fácil aguantar cosas tan pesadas. Después de 12 años vuelvo a estar solo, tengo muchas mañas más y un hijo. No entiendo nada, todo se ha derrumbado, incluso las cosas que creí sólidas. El dolor es profundo y casi intolerable, pero debo conservar la dignidad, por eso es mejor que no me explaye al respecto.
Hace tiempo no venía por acá, supe de este lugar un día por Luc.
Me gusta tu narrativa, uno se desliza y participa a la vez de tu viaje mental.
Me pasa siempre lo mismo con tus cosas, son buenas, se leen fácil y toda emoción se contagia, sobre todo las negativas para las que tenes un don de hacer que uno sienta que le dan una patada en el pecho.
Confieso que al final se me atragantó bastante.
Espero que el tiempo cure los dolores y aprovecha todo tiempo que puedas con tu pibe. Todo pasa Maguila.
Un abrazo y mucha fuerza desde el otro lado del charco
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