Este es el último libro publicado en vida por Alberto Laiseca, y el último publicado hasta el momento. Es un librito chico y con letras grandes, de apenas 80 páginas, pero a veces la cantidad no hace la calidad, esas 80 páginas quizás dicen mucho más que otros libros en 800. Si bien sus novelas más emblemáticas son las monumentales Los Sorias y El jardín de las máquinas parlantes, sus relatos y sus libros más cortos también son obras maestras y esta pequeña gran novela (o nouvelle, o novela corta, o relato largo, como quieran llamarle) de uno de los mejores escritores de la literatura argentina no es la excepción.
La Puerta del Viento es un libro sobre la guerra de Vietnam, no sé si existen otros libros de escritores argentinos sobre Vietnam, tampoco sé si hay muchos libros fuera de USA que trabajen sobre la hipótesis de USA como ejército débil y en desventaja, pero estoy seguro que este es uno de los textos más originales sobre la guerra.
El relato describe la guerra mediante las andanzas del Teniente Lai y el Lieutenant Reese en tierras vietnamitas; el primero ha perdido a su pelotón y vaga sin rumbo fijo buscádolo, se vuelve invisible y viaja en el tiempo a épocas anteriores y posteriores a la guerra, pero siempre está en Vietnam, de hecho dice estar desde los tres años ahí. Al no encontrar a su regimiento decide pegarse al Lieutenant Reese, un oficial al que la guerra ha vuelto loco (tiene la mirada de los mil metros) y al que no le importa morir, en consecuencia emprende misiones suicidas de las que sale vivo y gracias a ello gana algunas medallas.

Las anécdotas de Reese y Lai se van intercalando y complementando con apreciaciones históricas de la guerra, ahí Laiseca es directo, abandona la narración para argumentar directamente sin los personajes como intermediarios. Es algo que ya le había visto en narraciones anteriores, el narrador deja a un lado a los personajes y a la trama y empieza a opinar, a argumentar, a especular, pero esas intervenciones introducidas con oficio, lejos de cortar el ritmo del relato lo enriquecen, hacen respirar el texto y dan la impresión de que el autor puede hacer lo que quiera y va a estar bien. Esas licencias le otorgan al autor una libertad poco común en literatura.
Tanto esas consideraciones del autor, como las que surgen de las aventuras de los dos soldados (o del soldado desdoblado) y de los diálogos, van construyendo una visión de la Guerra de Vietnam muy distinta a la versión simplista y edulcorada que ha logrado imponer el imaginario progresista en todos estos años. Laiseca siempre ha dicho, a contramano del buenismo bienpensante progre, que la guerra de Vietnam fue un gran acierto de Estados Unidos y que cambió los destinos de la humanidad y de occidente en particular, de hecho varias veces ha dicho que él le escribió una carta al presidente americano para que le permitiese participar de la guerra. Precisamente esa solicitud es el disparador de la novela. Escrita en 2014, en pleno auge de la corrección política y la pose progresista, los cimientos argumentales de este relato son de una incorrección política muy audaz. Laiseca escribe en contra de la corriente y de las modas y eso es admirable.
El ya clásico estilo irreverente y directo de Laiseca hace que la lectura sea amena y muy entretenida para cualquier tipo de lector. El libro se lee rápido, en un par de horas, sin que ello implique la carencia de densidad narrativa e intelectual. De hecho el reflejo inmediato al llegar al final del texto fue empezar de nuevo por el principio, relectura inmediata. La Puerta del Viento puede leerse como un gran chiste, como una provocación, como una ficción histórica, como una novela política o como todas esas cosas juntas. En una literatura argentina acostumbrada a 15 años de corrección política y pereza intelectual, la edición de esta nouvelle es más que saludable. Por eso tengo la impresión de que estamos ante uno de los mejores libros del año 2014. No sólo recomiendo su lectura, si no que la considero casi imprescindible.