Primaria

El jueves a la madrugada, después de atiborrar mi organismo de comida y vino, de reafirmar lazos afectivos mediante el extraño rito del brindis puntual, de abrir los regalos, de mirar los fuegos artificiales y de sostener una charla errática y de dudosa coherencia, me fui a acostar pensando en mis compañeros de la primaria.
Todos los días veo como proliferan en Facebook las etiquetas de mis amigos en fotos viejas de varios niños vestidos con delantales blancos. Abajo de las fotos aparecen comentarios de los etiquetados, con bromas, recuerdos o invitación a reuniones. Parece ser que una de las utilidade de Facebook es esa, organizar reencuentros con compañeros de la primaria. Un beneficio inaccesible para mi, no me acuerdo de mis amigos de la primaria, me acuerdo del patio, me acuerdo de las caras de cada una de las maestras, me acuerdo que un par de amigos del barrio iban a la misma escuela pero a distintos grados, me acuerdo que había que hacer cola para comprar golosinas en el segundo recreo, me acuerdo de que el guardapolvo era azul y hasta creo que reconocería el olor a escuela, pero no logro encontrar un rostro o un nombre que me de una pista de quienes eran mis amigos en la primaria.  Hace un tiempo encontré a uno, Gustavo, le decían Cuiti, pero creo que no era mi amigo.
Es curioso, me acuerdo de todo, del día que me mudé al barrio, del camino que hacía todos los días para ir hasta la escuela, de los partidos de fútbol a la vuelta de casa, de los amigos del barrio a los que nunca más vi, hasta de los libros que leí, pero no logro acordarme de mis compañeros de la primaria. Una laguna bastante extraña por lo selectiva y por las misteriosas causas que la generaron. ¿Alguna idea?