Diario de un mal año (13)
04/09/2017 – Lunes
Mañana áspera. Salgo temprano al frío y camino por calle San Juan al sur para hacer diligencias nada agradables de las que prefiero no acordarme. Me canso mentalmente, es lunes a las 10:00 a.m. y ya estoy deshecho. Tomo café en un bar con pecera para fumadores de calle San Martín a la altura de Barraquero, la agencia de la AFIP y los tribunales que abrieron a la altura de Morón han hecho proliferar barcitos de este tipo. Hago tiempo y después sigo rumbo al Bombal sur en donde tenemos turno con la psicopedagoga de mi hijo. Cuando yo era niño y tenía mala conducta en la escuela llamaban a mis padres y éstos me ponían dos semanas en penitencia después de cagarme a pedos. En el siglo XXI, ante la duda, los docentes derivan a los niños a la psicopedagoga, ahí vamos. Se trata de una mujer bastante despierta e inteligente, charlamos sobre el niño, claro, pero después sobre educación en general. Coincidimos en los límites conocidos del sistema educativo: estructuras del siglo XIX, docentes del siglo XX, niños del siglo XXI y todo eso, no podemos esperar mucho, con que lleguen a séptimo entendiendo lo que leen ya es algo. Volvemos caminando bajo el sol del mediodía.
Hurgando cosas viejas, que no sé para qué guardamos, encuentro unos CD con la serie Okupas completa, la compré hace como 10 años por Mercado Libre. Cada dos o tres años miro esa serie, es la mejor ficción televisiva que se hizo en Argentina, soy un entusiasta apologista de ese programa, de hecho tuve como dos años de amigo en Facebook al actor que hacía del Negro Pablo, después lo borré porque ponía muchas boludeces. Las últimas veces vi todos los capítulos en YouTube, ahí están completos y en buena calidad de video. Compruebo con sorpresa no sólo que funcionan perfectamente los CD, sino también la lectora de mi notebook que no uso nunca. De todos modos la calidad de los avi es pésima, de manera que opto por tirarlos a la basura. Después me voy al centro a tomar café con un amigo, me propone sumarme a un proyecto que, entre otras cosas, consiste en que yo haga todo el trabajo y después nos dividamos el dinero entre los dos si es que logramos cobrar algo. Le digo que lo voy a pensar, me voy a mi casa y me quedo leyendo a Viel Temperley hasta la medianoche.
A veces extraño fumar y ver televisión en la cama.
05/09/2017 – Martes
Otra vez, mañana cargada de actividades desagradables pero ineludibles. Lo de siempre: bancos y médicos, es decir burocracias anacrónicas, cada área de la vida tiene la suya, sobre todo en un país en donde absolutamente nada funciona bien. El banco Superville es uno de los peores de la Argentina si no el peor, recomiendo enfáticamente evitarlo. Al pedir una tarjeta de coordenadas para operar desde el Home Banking la chica que atiende al público me dice que esa tarjeta no sirve más porque es una tecnología vieja, que están mudando todo a una nueva consistente en confirmar cada operación por SMS. ¿Quién usa SMS en 2017? Un banco (o cualquier otra empresa) que considera innovador un sistema basado en envío de SMS es poco confiable.
Hago tiempo para ir a buscar al niño a la escuela tomando mate y mirando el sórdido programa de Mauro Viale en A24. El talento de Viale consiste en rodearse de periodistas e invitados todavía más idiotas que él, de esa manera logra que su imbecilidad pase desapercibida. Hay un tipo que se llama Lucio y suele hablar de economía, en realidad lo hacen decir la cotización del dólar o la inflación y después lo dejan opinar un ratito, entonces se larga a fabular proyecciones que, obviamente, nunca se cumplen; una suerte de Roberto Navarro sin kirchnerismo. Lo busco en internet para ver si es economista y llego a su perfil de Twitter, en donde de lo único que suele hablar es del rendimiento de Huracán. Cada tanto Viale lo carga y el tipo, evidentemente molesto, pone cara de orto, espero que algún día vaya a trabajar cruzado y complete lo que empezó Alberto Samid con la dentadura del conductor, esa esperanza es la que me impulsa a ver cada tanto ese programa.
Por la noche miro el partido de la selección contra Venezuela, al primer tiempo no le presto demasiada atención porque me cuelgo leyendo algunas cosas. Apenas empieza el segundo tiempo Venezuela hace un gol y empiezo a fantasear con la posibilidad de quedar afuera del mundial, cosa que de ninguna manera ocurrirá porque nadie se va a perder el negocio Messi en Rusia. El 1 a 1 final me decepciona un poco, me hubiese gustado que gane Venezuela o que Benedetto hiciera un gol.
Después de cenar me pongo a hojear un libro que me regaló El Guille con las obras completas de García Lorca, autor del cuál no sabía absolutamente nada y del que solo leí Poeta en Nueva York. Lorca murió joven, lo fusilaron a los 38 años, a pesar de ello tiene muchos libros de poemas, muchas obras de teatro y una buena cantidad de textos en prosa que leo con interés creciente hasta pasada la medianoche. Me quedan ganas de leer bien a Lorca, pero en este momento tengo demasiados frentes de lectura abiertos.
06/09/2017 – Miércoles
Dedico la mañana a bajarle la persiana a la Revista Panero, tarea que me demanda mucho más tiempo del que imaginé. Pongo en orden etiquetas, categorías y esas cosas, elimino las posibilidades que ofrecen las sidebars, elimino a todos los usuarios incluido yo, y la escondo de los motores de búsqueda. Sólo queda un índice de autores en la página principal para acceder a los más de 300 textos que se acumularon en poco más de un año. ¿Qué fue la Revista Panero? No sé, una revista no, fue lo que salió. La etiqueta de “revista” le quedó porque la idea de partida era que lo fuese, algo tradicional: periodicidad, criterio editorial, cierta homogeneidad estética, mangueo de libros a las editoriales para reseñarlos, etc. Pero se convirtió en un lugar con otra dinámica y alguna gente se prendió. El ritmo durante el 2016 fue intenso, a veces se llegaron a publicar tres textos por día, eran rescates, textos nuevos, de autores más o menos conocidos o de outsiders, la mayoría de Mendoza. Me fue imposible mantener esa dinámica, cuando decayó mi interés invité a colectivizar el espacio y nadie me dio pelota salvo Marcelo Padilla y Pablo Grasso que fueron los únicos que entendieron la mecánica. Pero no alcanzó, el ritmo de publicaciones declinó, el interés también, entonces tiré la toalla. Ahí quedará flotando en el ciberespacio ese archivo, tal vez algún día le sirva a alguien.
Por la noche mi esposa inaugura una exposición de sus pinturas en el Sheraton, vamos temprano y nos sorprende un poco la cantidad de gente que acude al evento. La comida y el vino son inmejorables y fluyen generosamente. A pesar de mis escasas habilidades sociales me las arreglo para charlar con algunos desconocidos. Hay alguien de la sección sociales de un medio que nos saca fotos a mi esposa y a mí posando junto a un cuadro, más tarde se olvida de que ya me ha inmortalizado y me saca otra foto junto a mi cuñado comiendo sanguchitos. Después mantengo una interesante conversación con un sujeto bastante agradable que trabaja en una aseguradora extrajera, intercambiamos opiniones sobre los seguros de caución, tema acerca del cuál mis conocimientos son absolutamente nulos. También hablamos un rato de series yankis y de Robert Crumb. A eso de las once y media la gente se empieza a ir y nosotros partimos, volvemos caminando por Primitivo de la Reta y llegamos justo para el tercer set del partido entre Del Potro y Federer, que a pesar de todo no miramos porque nos interesa más dormir.
07/09/2017 – Jueves
Leo de casualidad un artículo sobre una pequeña empresa que, entre otras cosas, recicla, fabrica y repara máquinas de escribir en Buenos Aires. Hay una serie de testimonios de gente que las sigue usando, un escritor bastante reconocido, mimado por el periodismo cultural y un poco ignorado por la academia, cuenta que él escribe a mano en cuadernos Gloria tapa blanda, después pasa todo con máquina de escribir y, como no se llevaba bien con las computadoras y las editoriales le piden los textos en formato digital, le paga a alguien para que le transcriba todo en Word, imprime, corrige a mano y le da esas correcciones al amanuense digital que actualiza el archivo, después manda ese archivo digital al editor, pero hace otra impresión definitiva para él, un desperdicio considerable de tiempo y de papel, pero bueno, cuestiones de la edad. Otro autor, cuya obra desconozco por completo, relata que, si bien es un usuario intensivo de tecnología, prefiere teclear sus libros en máquina de escribir como forma de resistencia, ¿resistencia a qué? ¿al capitalismo? ¿a la tecnología? ¿a internet? ¿a la alienación tecnológica? ¿a la emancipación de las máquinas? ¿al imperialismo digital?, no sé, no lo aclara. Otro autor que tampoco conozco, con un poco más de sentido común, dice que sigue usando máquina de escribir porque lo ayuda a concentrarse mejor. Hay un par más de testimonios, nada interesante, mucho clisé, mucha pose retro y todo eso. Los imagino a todos encendiendo un fuego adentro de una caverna fría y oscura, vestidos con pieles, cincelando textos en las paredes con piedras puntudas, como forma de resistencia.
Más tarde, caminando con mi esposa por el centro, pasamos por la vereda de un hotel y veo a Alfredo Casero, como soy cholulo le pido a mi esposa que me saque una foto con él, pero ella me dice que no es Alfredo Casero, lo miramos, discutimos brevemente y, ante la duda, termina por disuadirme de evitar papelones en la vía pública. Cuando llego a casa chequeo el Twitter del cómico para ver si está en Mendoza y compruebo con alivio que tenía razón mi esposa, el actor en una foto reciente parece más gordo y menos rubio que el sujeto que vimos. De todas maneras el tipo se parecía bastante, no hubiese sido la primera vez que alguien lo confunde con Casero y nadie hubiese objetado la veracidad de la foto apócrifa.
La ansiedad, mi coyuntura particular y algunas cuestiones que no vienen al caso, han paralizado un poco mi ritmo de lectura, pero al menos por la noche logro hacerme un tiempo para evadir la realidad con narraciones decimonónicas.
08/09/2017 – Viernes
Me levanto demasiado tarde y pierdo la mañana en actividades totalmente improductivas, como leer las noticias. Desde luego “pierdo” es sólo una forma de decir, tampoco tengo muchas alternativas, las soluciones que necesito no están del todo en mis manos, de cualquier manera me queda esa sensación de “pérdida”. Llevo a mi hijo a la escuela y después me voy a Dorrego, allí soluciono algunos temas bancarios y previsionales de mis padres por internet y por teléfono, leo un rato, tomo café y miro tenis. Más tarde llegan mi esposa y mi hijo, pero el cielo negro amenaza con desatar una tormenta y volvemos temprano a casa.
Terremotos en México, huracanes en Centroamérica, ensayos nucleares en Corea del Norte, terrorismo islámico en Europa, desaparición de gente en Argentina, todo bastante sórdido.
Miro el partido de Del Potro contra Nadal, alternando con Tolstoi porque el tenis me aburre un poco. Después me quedo levantado para ver All Black contra Los Pumas a las 4 de la mañana, del rugby me gusta que se puede mirar y disfrutar a pesar de saber de antemano qué equipo va a ganar. Aguanto hasta esa hora leyendo un rato y mirando unos documentales berretas en YouTube, pero cuando prendo la tele veo que el partido empieza recién a las 4:35 y me voy a dormir, una lástima, por 35 minutos no llegué, espero verlo en diferido mañana.
Qué día al pedo, mañana empiezo un Minecraft nuevo.
09/09/2017 – Sábado
El día frío y gris invita a quedarse en casa todo el día leyendo, mirando series o televisión, escuchando música, y realizando cualquier otra actividad inútil puertas adentro. Desde luego me allano a las circunstancias y empiezo por levantarme a las 12 del mediodía. Por suerte alguien ha subido en HD el partido de rugby completo entre Nueva Zelanda y Argentina a YouTube y lo veo de principio a fin, incluido el entretiempo, antes de consultar cualquier información sobre el resultado, es como verlo en directo. Como siempre Los Pumas tuvieron un buen primer tiempo, y a pesar de recibir tres trys, lograron sacar ventaja en el marcador. Después lo de siempre: un par de errores, una ráfaga de los All Blacks y chau, 39 -22, tal vez eso le falta al seleccionado argentino de rugby, ráfagas de 10 minutos en las que se combinen la suerte, la velocidad y el buen juego, en todo caso el futuro del rugby argentino parece más promisorio que el del fútbol.
Después de revisar epublibre.org, que es nuestro Parque Rivadavia digital, y de bajar unos 5 o 6 libros que me interesan, me pongo a leer mientras escucho música. Sigo con Brian Eno y con Ana Karenina, me he demorado bastante porque además de leer poco he ido alternando la novela con otros textos, llegando a la última parte me doy cuenta de que, si bien es una de las grandes novelas del siglo XIX, la relectura no agrega demasiado, o sea que perdí un montón de tiempo, igual la pasé bien. Se sabe que Abelardo Castillo rechazaba a los aspirantes a su taller literario que no la hubiesen leído, creo que es una exageración, pero entiendo que cualquier aspirante a novelista debería tener este libro como ejemplo de desarrollo de trama y personajes. De cualquier manera sé de narradores en Mendoza que han ganado el concurso literario más importante de la provincia sin haber leído ni la contratapa de un libro de Tolstoi ni de ningún otro, con lo cual todo es relativo.
Hacia la noche me pongo a ver, también en YouTube, una serie argentina que me recomendó mi amiga Luc y que se llama Animadores, no sé cuándo la dieron en TV o si la están dando, pero parece ser bastante nueva. La serie es mucho mejor de lo que imaginé, se trata de una pequeña empresa de animación de eventos que lucha por conseguir clientes. Pero más allá de la trama, los personajes son maravillosos: está Gustavo Garzón, haciendo de Gustavo Garzón que es un actor ególatra y perverso, aparece Rafael Spregelburd haciendo de Rafael Spregelburd que es un director de teatro fetichista de las toallas, hay un personaje que cada vez que alguien dice «hablemos de números» empieza a hablar de la grafía de los números, hay otro que no sabe bien el significado de la palabra anagrama y sin embargo la usa todo el tiempo, la gente confunde hechos de la historia universal con escenas de películas distópicas, cree que Bono es el líder de los Rolling Stones, hay equívocos permanentes, miradas distorsionadas de la realidad que provocan malos entendidos fatales…, los diálogos, las escenas, los personajes, todo es tan, pero tan absurdo que casi se parece a la vida real de cualquier persona común. Nos quedamos con mi esposa hasta las 4 de la mañana viendo los capítulos, y no seguimos por el sueño.
10/03/2017 – Domingo
Por tercer día consecutivo me quedo en cama hasta tarde. Cuando me levanto leo noticias: el huracán, el terremoto, Maldonado y el horizonte temporal argentino que está acá nomás en octubre. ¿Qué pasa después de octubre? Nadie sabe, arriesgo: se abre una nueva grieta. Vidal está pidiendo alrededor de $50 mil millones de la torta coparticipable, si se fortalece políticamente ganando por segunda vez PBA va a ser muy difícil desoír ese reclamo, y lo que le den a Vidal se lo sacarán a otras provincias. Ahí está la nueva grieta: interior vs Buenos Aires, unitarios vs federales, otra vez. CABA queda afuera, no necesita mucho de la coparticipación, pero el resto de las provincias harán frente común contra Vidal, y ahí quiero ver qué pasa. Eso políticamente; desde el punto de vista tributario supongo que está bien darle a PBA lo que reclama, siempre y cuando se haga cargo sin la Nación de sus problemas, como el resto de las provincias, es decir: que las obras nacionales se distribuyan proporcionalmente (en vez de 73% a PBA y 27% al resto como ahora), que los subsidios a los trenes urbanos, que sólo usan los bonaerenses, los pague la Provincia, que la Nación deje de salvarla de sí misma cada vez que hay que pagar el aguinaldo a los docentes, etc. En realidad se habla de una reforma tributaria, también estuve leyendo sobre eso, pero si no se contempla eliminar el mecanismo perverso del régimen de coparticipación y transferir potestad tributaria a las provincias, mejor que no hagan nada, cualquier otra cosa es parche, basta de zafar con el second best[1].
El domingo transcurre lento y relativamente tranquilo, por la tarde sale un poco el sol, vamos hasta Dorrego y volvemos temprano. Después leo un rato, hablo por teléfono con un amigo, tomo mate, juego a los autitos con mi hijo, veo fútbol por TV y no mucho más.
Ha sido una semana de mierda, y yo sigo sin buscar terapeuta. Tampoco empecé el nuevo mundo de Minecraft.
[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Teor%C3%ADa_del_Segundo_Mejor
Deberíamos armar un album de fotos con parecidos a famosos.
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